sábado, 28 de febrero de 2009

MOVILIZACION CONTINENTAL

A LAS ORGANIZACIONES SOCIALES, POLITICAS Y ESTUDIANTILES
A LOS PUEBLOS LATINOAMERICANOS
A LOS PUEBLOS DEL MUNDO
A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

El primero de marzo de 2008, el mundo entero presenció una nueva masacre en
América Latina auspiciada por el imperialismo norteamericano. El Estado
colombiano, a través de sus fuerzas armadas, perpetró un voraz ataque militar
en la región de Sucumbíos, Ecuador, contra un campamento de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). La agresión a un campamento de
paz, los bombardeos con alcances homicidas, los asesinatos y ejecuciones de
civiles y de heridos, así como las amenazas, tortura y agresiones sexuales a
las sobrevivientes, constituyen un verdadero crimen de guerra, por parte del
gobierno de Álvaro Uribe Vélez.
La maniobra tuvo el objetivo de liquidar al líder guerrillero Raúl Reyes, y
con ello, anular las posibilidades de concretar la realización de un
intercambio humanitario que posibilitara la liberación tanto de prisioneros en
la selva como de guerrilleros presos en cárceles de Colombia y Estados Unidos.
Raúl Reyes era el contacto excluyente de los numerosos gobiernos envueltos en
estas negociaciones, desde Venezuela y Ecuador hasta Francia, España y Suiza,
pasando incluso por Estados Unidos.
El imperialismo norteamericano logró anular un importante paso para una salida
política negociada al conflicto armado en Colombia, uno de los más largos y
dolorosos en América Latina. La masacre renovó la intención del gobierno de
Uribe de liquidar el conflicto colombiano mediante una guerra sin cuartel, por
medio del apoyo político, financiero y militar de Washington materializado en
el llamado “Plan Colombia”. Éste no constituye solamente un acto de
defensa militar de los intereses y de las inversiones de las corporaciones
norteamericanas, sino que se trata de un proyecto de control y represión a
escala continental, de sometimiento tal que ha sido rechazado incluso por
mandos militares, como los de Ecuador.
La operación criminal fue preparada y dirigida desde Washington, contando en
todo momento con la inteligencia estadounidense. Del mismo modo, el gobierno
norteamericano es quien ha “puesto orden” en todas las operaciones
políticas y militares en Colombia. La “paz americana” impuesta en ese
país sigue cobrándose una alta cuota de sangre: decenas de ciudadanos
asesinados a quienes se hace pasar por guerrilleros para cobrar un rescate
gubernamental, estudiantes desaparecidos, sindicalistas asesinados, defensores
perseguidos, campesinos expulsados de sus tierras y poblaciones desplazadas
cuyos habitantes viven bajo el terror y la amenaza.
La masacre colocó y mantiene bajo la mira a una parte decisiva del territorio
latinoamericano en el área de la “guerra preventiva contra el terrorismo”,
similar a lo que el imperialismo mundial realizá en Irak, Afganistán,
Palestina y los Balcanes; o como en Haití, donde opera una fuerza de
ocupación indefinida reclamada a la ONU por el gobierno norteamericano.
Asimismo, la masacre de Sucumbíos es una clonación de los operativos que
realiza el ejército sionista en Gaza. Se trata de los llamados asesinatos
selectivos con los cuales el gobierno de Uribe lanzó su mensaje político de
guerra de exterminio.
Así mismo, en su actuación, el gobierno colombiano no sólo violó el
territorio y por tanto la soberanía de Ecuador, sino que además llevó a cabo
un ataque directo, desmedido, alevoso y con premeditación, a un campamento
localizado en un espacio determinado, y que era conocido por su carácter de
comunicación y enlace en la negociación, violando tanto el Derecho
Internacional, como el Derecho Internacional de los Derechos Humanos.
Uribe, junto con sus mandos militares y policiales, en combinación con la CIA
y el mozad israeli, además de ser artífices del genocidio y perpetradores de
delitos de lesa humanidad cometidos con la masacre de Sucumbíos, han
continuado con sus políticas belicistas y de ataque a todo lo que ellos
califican de terrorista. En esencia se trata de golpear a los movimientos
sociales en las distintas regiones de América Latina e incluso atacar a los
gobiernos que no se alinean a las políticas imperialistas. Hoy queda muy
claro el interés de los gobiernos de derecha por criminalizar la solidaridad
entre los pueblos, por castigar las protestas y las acciones ciudadanas que
buscan cambiar el estado actual de pobreza, de injusticia y de graves
desigualdades existentes en el continente.
La masacre de Sucumbíos desató una crisis internacional y política de
características prolongadas. Significó un atentado en contra de la
soberanía, la integridad territorial del Ecuador, la estabilidad regional y
una provocación militar contra los gobiernos progresistas del sur del
continente. Bajo este marco, dada la gravedad, profundidad e importancia de los
conflictos, éstos no pueden ser contenidos en el marco de la Organización de
Estados Americanos o de los compromisos de los gobiernos democratizantes o
nacionalistas con Estados Unidos y con Uribe.
La masacre de Sucumbíos es un ejemplo clave, y uno de los más trascendentales
de los últimos tiempos, de la intervención del imperialismo en América
Latina, donde queda demostrado que la soberanía de los Estados no está por
encima de la “lucha contra el terrorismo” y que en esa guerra todos los
pueblos somos blanco de exterminio. Así también es la prueba de que el
gobierno de Colombia es hoy por hoy un factor de riesgo para la lucha por la
libertad, la independencia, la soberanía y la autodeterminación de los
pueblos del sur de América.
Hacia una Jornada Continental de Protesta por las Víctimas de Sucumbíos,
Ecuador
En el campamento donde fuera asesinado el jefe de la Comisión Internacional de
las FARC, Raúl Reyes, se encontraban de visita cinco estudiantes mexicanos;
cuatro de ellos —Verónica Natalia Velázquez Ramírez, Soren Ulises Avilés
Angeles, Juan González del Castillo y Fernando Franco Delgado—perdieron la
vida como consecuencia de los bombardeos indiscriminados; una más, —Lucía
Andrea Morett Álvarez— logró sobrevivir con heridas graves, siendo hasta
la actualidad, víctima de persecución y hostigamiento.
En México, no solamente no hubo apoyo alguno del gobierno hacia las víctimas,
sino que además desde las instituciones federales se ha promovido una campaña
de criminalización en su contra, que ha incluido a otros ciudadanos solidarios
con las luchas de los pueblos latinoamericanos.
Los gobiernos de Colombia y de EE. UU., que cometieron actos de terrorismo de
Estado han tratado de evadir la responsabilidad histórica que tienen por los
crímenes y las graves violaciones cometidas y, por el contrario, han montado
una ofensiva guerrerista y de violencia. Lucía Morett es una testigo clave de
esos hechos, es testigo de cargo en las denuncias interpuestas en México y
Ecuador contra el gobierno colombiano por la masacre del primero de marzo, es
por ello que, desde Colombia y con apoyo de los sectores de ultraderecha del
continente, enfrenta tres procesos judiciales; con ello se pretende
deslegitimar su testimonio.
Durante todo el 2008, los familiares y amigos de estos cinco jóvenes mexicanos
iniciamos una lucha por lograr justicia, por el castigo a los culpables y para
que en América Latina no se repita otra masacre de Sucumbíos, a través
diferentes acciones jurídicas, políticas, de denuncia, etc. lanzando la
Campaña Permanente “Cada Uno por la Justicia”. La acción solidaria de
cientos de personas y organizaciones de distinta índole, así como la lucha
internacionalista contra el imperialismo estadounidense que se vive en toda
América Latina, nos ha llevado a plantear la realización, a un año de
perpetrada la masacre, de la primera Jornada Continental de Protesta este 2 de
marzo.
Una Jornada Continental de Protesta de carácter internacionalista contra el
intervencionismo imperialista del gobierno de los Estados Unidos en América
Latina y el mundo entero, manifestando nuestro rotundo rechazo a los bombardeos
perpetrados en Sucumbíos, Ecuador, que representa ser, el ejemplo clave de esa
política que masacra a nuestros pueblos. Haciendo hincapié en echar abajo el
gobierno asesino de Álvaro Uribe Vélez y el desmantelamiento del Estado
paramilitar y narcotraficante de Colombia, así como también del Comando Sur
de América Latina; como eje primordial para lograr el fin del conflicto armado
y el cese de las acciones inhumanas (masacres y secuestros) en Colombia y
acabar con la clara amenaza que representa este gobierno para los intereses
históricos de los explotados y oprimidos de América Latina.
El espíritu de la Jornada Continental de Protesta es la confraternización y
la unidad política de los pueblos explotados desde México hasta Argentina y
el resto del mundo para enfrentar al imperialismo; por la defensa conjunta de
los procesos de lucha que viven cada uno de nuestros países. Planteamos que
nos estructuremos políticamente en cada país para luchar por la verdadera
unidad de América Latina: una lucha común de los explotados para expulsar al
imperialismo de nuestros países.
Frente a la masacre perpetrada en Sucumbíos, Ecuador, el 1 de marzo de 2008 y
el trasfondo político que ésta tiene, reiteramos: “Ni perdón, ni olvido.
Castigo a los culpables”. Es por ello que como parte de la jornada de
denuncia, de protesta y de lucha por la justicia y en contra de las acciones
imperialistas y de violencia contra los movimientos sociales, es necesario
buscar la más amplia solidaridad entre los pueblos y las luchas populares en
América Latina. Todas las acciones que se sumen en ese sentido serán
importantes para evitar que no sólo la impunidad continúe, también
contribuirán a revertir el actual estado de cosas, el poder y el dominio que
desde el gran capital y sus intereses se ejercen en contra de la mayoría de
los habitantes de nuestro continente.
Llamamos a todas aquellas organizaciones políticas y sociales, estudiantiles,
campesinas, de derechos humanos, a todo el pueblo explotado y oprimido de
América Latina y el mundo entero, a sumarse a este importante esfuerzo de
movilización y utilizar las embajadas de Colombia y México como tribuna para
denunciar la política intervencionista del imperialismo en nuestros países,
para repudiar el bombardeo del 1º de marzo, el asesinato de los cuatro
estudiantes mexicanos, la persecución contra Lucía Morett y varios ciudadanos
mexicanos y latinoamericanos más y, al mismo tiempo, como una muestra de
solidaridad con el pueblo colombiano quien padece una sistemática violación a
los derechos humanos por parte de su gobierno.
La intención es lograr que en la mayor cantidad de países se realicen
protestas el día 2 de marzo de 2009, y si es posible en el mismo horario,
frente a las sedes diplomáticas de México y Colombia. En México, la protesta
central se llevará a cabo el 2 de marzo a las 15:00 horas en la capital del
país.
Es así que solicitamos del apoyo y la solidaridad de todos ustedes para poder
concretar esta Jornada Continental de Protesta, si desean participar en este
esfuerzo, favor de hacerlo saber a la coordinación mexicana de la Jornada
Continental de Protesta en México y a su vez, circular esta invitación entre
las organizaciones locales en sus países de origen.

¡Por una lucha común para expulsar al imperialismo de nuestros países!

¡Abajo el gobierno asesino, paramilitar y narcotraficante de Álvaro Uribe
Vélez!

¡Castigo a los responsables de la masacre de Sucumbíos, Ecuador!

¡Respaldo total a Lucía Andrea Morett!


Coordinación Mexicana promotora de la Jornada Continental de Protesta

México D.F., a 1 de marzo de 2009

En un refugio guardado en su corazón
Llevan la bandera de Bolívar.
Su rostro la transmite en la sonrisa
Que dejaron en las imágenes del recuerdo.

Hoy desde lo alto suenan las campanas
Ustedes las tocan para mostrarnos el camino.

Juan, Verónica, Soren, Fernando desde lo alto nos miran
Y nos recuerdan que para ser grandes
Hay que saber soñar.

http://asociaciondepadresyfamiliares.blogspot.com

ASOCIACION DE PADRES Y FAMILIARES DE LAS VICTIMAS DE SUCUMBIOS ECUADOR

No hay comentarios: